jueves, 26 de abril de 2018

Asociación entre enfermedades neurodegenerativas y contaminación ambiental urbana

[FuenteGaceta Sanitaria, 25/04/2018]

Dr. Julio Díaz Jiménez
Jefe de Área. Dpto. de Epidemiología y Bioestadística.
Escuela Nacional de Sanidad. Instituto de Salud Carlos III
Cada vez es más consistente la evidencia de que diversos factores ambientales contribuyen significativamente al riesgo de Enfermedad de Parkinson y Enfermedad de Alzheimer y de otras enfermedades neurodegenerativas (1). Algunos de ellos podrían actuar ya desde etapas tempranas de la vida o interaccionar con otros factores genéticos (1). Las evidencias más sólidas, señalan una fuerte relación entre el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas y la exposición a pesticidas (2). Pero también está desarrollándose una línea de investigación que relaciona la exposición a la contaminación ambiental urbana con el desarrollo de las enfermedades neurodegenerativas, de gran trascendencia en salud pública al ser un gran número de personas las expuestas a los contaminantes urbanos tradicionales.

Estudios recientes ya han ligado la contaminación debida al tráfico, tanto la química como la acústica, con enfermedades de carácter neurodegenerativo (3, 4). Estos estudios indican que los vehículos, fundamentalmente los diésel, pueden producir estrés oxidativo y neuroinflamación (5) y activar la microglía (6). Por otro lado, estudios de cohortes han relacionado la contaminación química producida por el tráfico con la incidencia de demencia en Suecia (7), deterioro de la función cognitiva en ancianos (8,9), enfermedad de Parkinson (10) y Alzheimer (11).

Más recientemente, se ha publicado un estudio en The Lancet que analiza la relación de residir cerca de una gran carretera con el riesgo de incidencia de padecer demencia, Parkinson y esclerosis múltiple, encontrando asociación sólo para el caso de la demencia (12). En general estas investigaciones se centran solo en el efecto de la contaminación atmosférica química, pero no en la acústica, inherente, al igual que la química, al tráfico rodado. Únicamente en los estudios antes referenciados de Tzivian (4,9), se analiza el efecto de la contaminación acústica de forma separada al efecto debido a la contaminación atmosférica química. Si bien en el estudio de Chen (12) al ser el indicador ambiental, la distancia a la carretera podría incluirse de forma indirecta el efecto del ruido de tráfico sobre estas enfermedades neurodegenerativas.

Por el diseño epidemiológico de este tipo de estudios, generalmente de cohortes, se analizan los efectos de la exposición a largo plazo a los diferentes contaminantes producidos por el tráfico, pudiendo obtenerse conclusiones sobre la etiología de la enfermedad neurodegenerativa analizada. Recientemente, se han realizado diversos estudios en la ciudad de Madrid que, mediante análisis de series temporales, permiten establecer asociaciones a corto plazo entre contaminación producida por el tráfico, tanto química como acústica, con los ingresos hospitalarios de carácter urgente por diferentes enfermedades neurodegenerativas  como Alzheimer (13), Demencia (14) e incluso Esclerosis Múltiple (15) entendiendo que, mediante este tipo de estudios sólo se puede relacionar estadísticamente que estos factores ambientales pueden asociarse con la exacerbación de los síntomas de estas enfermedades, llegando a desencadenar en un ingreso hospitalario urgente.  En esta última publicación (17), se establece, además, un mecanismo que explica cómo el ruido puede desencadenar una respuesta biológica que lleva a que se exacerben los síntomas de esta enfermedades.

El trabajo que se presenta en el avance on-line de Gaceta Sanitaria y que lleva por título “Short-term association between road traffic noise and demand for health care generated by Parkinson’s disease in Madrid”, se analiza como el ruido de tráfico puede ser capaz de exacerbar los síntomas de esta enfermedad hasta hacer necesaria la asistencia sanitaria. La  existencia de asociación en todos los indicadores de salud utilizados como son, ingresos hospitalarios urgentes, visitas ambulatorias y llamadas de asistencia sanitaria a domicilio dan robustez a los resultados encontrados.

El hecho de que en la ciudad de Madrid haya 300.000 personas expuestas a niveles de ruido nocturno y más de 70.000 a niveles de ruido por encima de los niveles de la OMS, según el último mapa de ruido del Ayuntamiento de Madrid (16), hacen estos resultados especialmente relevantes.

Dr. Julio Díaz Jiménez. Jefe de Área. Dpto. de Epidemiología y Bioestadística. Escuela Nacional de Sanidad. Instituto de Salud Carlos III.

Referencias
  1.     Campdelacreu J. "Enfermedad de Parkinson y enfermedad de Alzheimer: factores de riesgo ambientales". Neurología 2014; 29: 541-549.
  2.     Baltazar MT, Dinis-Oliveira RJ, de Lourdes Bastos M, Tsatsakis AM, Duarte JA, Carvalho F. "Pesticides exposure as etiological factors of Parkinson’s disease and other neurodegenerative diseases–a mechanistic approach". Toxicol Lett. 2014 Oct 15;230(2):85-103
  3.     Block, ML, Elder, A, Auten, RL et al. "The outdoor air pollution and brain health workshop". Neurotoxicology. 2012; 33: 972–984.
  4.     Tzivian, L, Winkler, A, Dlugaj, M et al. "Effect of long-term outdoor air pollution and noise on cognitive and psychological functions in adults". Int J Hyg Environ Health. 2015; 218: 1–11.
  5.     Calderon-Garciduenas, L, Solt, AC, Henriquez-Roldan, C et al. "Long-term air pollution exposure is associated with neuroinflammation, an altered innate immune response, disruption of the blood-brain barrier, ultrafine particulate deposition, and accumulation of amyloid beta-42 and alpha-synuclein in children and young adults". Toxicol Pathol. 2008; 36: 289–310.
  6.     Block, ML, Wu, X, Pei, Z et al. "Nanometer size diesel exhaust particles are selectively toxic to dopaminergic neurons: the role of microglia, phagocytosis, and NADPH oxidase". FASEB J. 2004; 18: 1618–1620.
  7.     Oudin, A, Forsberg, B, Adolfsson, AN et al. "Traffic-related air pollution and dementia incidence in northern Sweden: a longitudinal study". Environ Health Perspect. 2016; 124: 306–312.
  8.     Wellenius, GA, Boyle, LD, Coull, BA et al. "Residential proximity to nearest major roadway and cognitive function in community-dwelling seniors: results from the MOBILIZE Boston Study". J Am Geriatr Soc. 2012; 60: 2075–2080.
  9.     Tzivian, L, Dlugaj, M, Winkler, A et al. "Long-term air pollution and traffic noise exposures and mild cognitive impairment in older adults: a cross-sectional analysis of the Heinz Nixdorf recall study". Environ Health Perspect. 2016; 124: 1361–1368.
  10.     Ritz, B, Lee, PC, Hansen, J et al. "Traffic-related air pollution and Parkinson’s disease in Denmark: a case-control study". Environ Health Perspect. 2016; 124: 351–356.
  11.     Jung, CR, Lin, YT, and Hwang, BF. "Ozone, particulate matter, and newly diagnosed Alzheimer’s disease: a population-based cohort study in Taiwan". J Alzheimers Dis. 2015; 44: 573–584
  12.     Chen H, Kwong JC, Copes R, Tu K, Villeneuve PJ, van Donkelaar A, et al. "Living near major roads and the incidence of dementia, Parkinson’s disease, and multiple sclerosis: a population-based cohort study". 2017 Feb 18;389(10070):718-726.
  13.     Culqui DR, Linares C, Carmona R, Ortiz C, Díaz J. "Short-term association between environmental factors and emergency hospital admissions due to Alzheimer’s disease in Madrid". Science Total Environ. 2017; 592:451-457.
  14.     Linares C, Culqui DR, Carmona R, Ortiz C, Díaz J. "Short-term association between environmental factors and hospital admissions due to dementia in Madrid". Environ Res. 2017b; 152: 214-220.
  15.     Carmona R, Linares C, Recio A, Ortiz C, Díaz J. "Daily hospital admissions by Multiple Sclerosis associate to chemical and acustic air pollution in Madrid 2001-2009". Science of the Total Environment. 2018; 612:111-118
  16.     http://www.madrid.es/portales/munimadrid/es/Inicio/Medio-ambiente/Publicaciones/Mapa-Estrategico-de-Ruido-2016


domingo, 22 de abril de 2018

"Hay que disminuir los niveles de contaminación en las escuelas donde hay más tráfico"

Entrevista | Jordi Sunyer (Institut de Salut Global de Barcelona)

El investigador Jordi Sunyer lleva años estudiando el impacto de la contaminación en la salud, ahora con el desarrollo cognitivo de los niños


  • "El cerebro de los escolares expuestos a mayor contaminación funciona más desorganizado y lento", afirma, pero añade: "Es reversible"
  • "Hay que ocupar espacio de los coches y favorecer modos activos de transporte que ocupen este espacio, como el carril bici" 


[Fuente: Pau Rodríguez, eldiario.es, 22/04/2018: https://www.eldiario.es/catalunya/Jordi-Sunyer-apartar-escuelas-urgente_0_762224528.html ]


Jordi Sunyer, jefe de Salud Infantil de ISGlobal y investigador especializado en contaminación
Jordi Sunyer, jefe de Salud Infantil de ISGlobal.
Investigador especializado en contaminación (Robert Bonet)
El investigador catalán Jordi Sunyer lleva buena parte de su trayectoria profesional estudiando el efecto de la contaminación atmosférica sobre la salud de las personas. En sus últimos trabajos, con casi 3.000 escolares de Barcelona, ha comprobado que la polución que producen los coches tiene un efecto negativo sobre el desarrollo de funciones básicas del cerebro, como la atención o la memoria de trabajo. En resumen, si el crecimiento de estas es de un 11% en los alumnos de colegios menos contaminados, en los más afectados era del 7%.

Con todo, hay motivos para la esperanza: Sunyer intuye que estos efectos son fácilmente reversibles si uno deja de estar sometido a los altos niveles de contaminación... Pero esto no parece sencillo en ciudades como la capital catalana. Por eso mismo pide medidas urgentes como aislar los colegios de la contaminación y limitar el uso de coches. Todo ello desde la ascendencia que otorga ser catedrático en Medicina Preventiva y Salud Pública por la UPF, haber dedicado años a la investigación sobre la calidad del aire y ser el responsable  del programa de Salud infantil del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

De la contaminación conocemos que tiene efectos negativos para la salud: afecta a los pulmones, al corazón… Y también al desarrollo del cerebro, algo que usted ha investigado. ¿Qué sabemos de ello?

Bastantes cosas. En este ámbito hay tres tipos de investigación: la primera fue en animales; la segunda, con población en proceso de envejecimiento, para comprobar si lo que veíamos en los animales, que era un tipo de lesión en el cerebro parecido al del alzheimer, también pasaba con los humanos. En este sentido, de momento tenemos varios estudios que indican que la gente más expuesta a altos niveles de contaminación del tráfico presenta un declive más acelerado, aunque las evidencias no son totales por lo que respecta al alzheimer.

El tercer ámbito es el de la infancia. Hemos querido investigar cómo la contaminación puede producir daños en las fases en las que el cerebro se está creando. Pues bien, las evidencias de nuestros estudios nos dicen que sí genera un trastorno funcional: los escolares más expuestos a la contaminación de los coches tienen un cerebro que no funciona tan bien, aunque lo que no hemos demostrado es que haya una lesión. Es decir, que no hay un daño estructural, al menos en la edad que hemos analizado. Lo que ahora queremos estudiar si hay daño o no en las etapas más vulnerables, cuando el cerebro se está creando, que es el final del embarazo y los dos primeros años de vida.

Cuando dice que han detectado un "trastorno funcional", ¿a qué se refiere exactamente?

Su cerebro funciona de una forma más desorganizada y lenta. Es una diferencia significativa si se compara entre grupos expuestos y no expuestos, como si uno estuviera bien engrasado y el otro no. Es un efecto parecido al que generaba el plomo, y que llevó a un cambio en la forma como se producía la gasolina a finales de los años 90 en todo el mundo. Se retiró el plomo de la gasolina de los coches y esto ha tenido un impacto muy positivo en el cerebro y la salud de los niños.

Sus conclusiones pueden preocupar a muchas familias que vivan en ciudades. ¿Es reversible el impacto de la contaminación?

Según los estudios actuales, creemos que sí, sobre todo en edades escolares. Si desaparece la exposición, es reversible. Esto se ha encontrado por ejemplo con el efecto de la contaminación en los pulmones de niños en California; si se van a vivir donde hay menos contaminación, el crecimiento ralentizado de sus pulmones se revierte. El problema es que los niños están expuestos a la contaminación de forma crónica, cada día, desde que nacen hasta la adolescencia.

Cuando hablamos de contaminación de coches, ¿a qué nos referimos?

En el caso de nuestro estudio, no podemos diferenciar en el laboratorio entre todos los contaminantes del tráfico, en si lo más perjudicial es el cobre de los frenos, el hierro, el benadio, el carbón que sale del tubo… Pero lo que sí sabemos es que el conjunto de partículas que provienen del tráfico para el cerebro son más tóxicas que las que vienen de la industria. Y intuimos que lo más perjudicial son las partículas ultrafinas que generan los coches diésel, pero no podemos descartar otros.

¿Qué son las partículas ultrafinas?

En el aire hay de entrada gases, como el óxido de nitrógeno que generan los coches, que se convierte en NO2, penetra en los pulmones y puede empeorar ataques de asma. Pero este es un impacto sistémico mucho menor que el de las partículas, que son todo lo sólido que hay en el aire, y que pueden ser por ejemplo metales que emiten los tubos de escape o los frenos, o los mismos hidrocarburos que en combustión salen en forma de partícula. Los humanos estamos preparados para gestionar partículas como la arena o el polen, pero no las que son mucho más finas, casi nanopartículas, que no solo llegan a los pulmones sino que penetran en el cuerpo. La parte más tóxica del aire urbano son estas partículas.

En cómo la contaminación perjudica el desarrollo cognitivo de los escolares, ¿han detectado como intervienen otras variables? Por ejemplo, el tipo de edificios o si pasan más o menos tiempo en el patio.

Una variable es la cantidad de vegetación que hay en la escuela. Otra, que es independiente del colegio, es la cantidad de tiempo que el niño pasa andando hacia la escuela. Si en el trayecto hay más contaminación, tiene un impacto añadido. El tiempo que pasa un niño en el trayecto a la escuela o a otras actividades es el 5% de su jornada, y en este tiempo recibe el 20% de la contaminación de su día a día.

¿Debemos proteger a los niños y colegios de la contaminación?

Estoy convencido. Hay que tomar medidas urgentes para disminuir los niveles de contaminación de las escuelas donde hay más tráfico. Hay que alejar los coches de enfrente de los colegios, al menos 50 metros. También las paradas de autobuses. En California o Dinamarca ya no se puede construir colegios al lado del tráfico. En Londres han hecho un ránking con las escuelas más contaminadas para ver cómo pueden tomar medidas una por una. Otras serían hacer muros vegetales o incluso renovar el aire con purificadores, como en China, aunque esto último es muy ineficiente, porque va en contra de las medidas para frenar el cambio climático.

Sería de hecho la constatación de un fracaso. ¿No deberían tomarse medidas para reducir la contaminación en general?

Exactamente. Aunque el problema aquí no es solo la media de contaminación de una ciudad, sino la contaminación que se genera alrededor del colegio. En Barcelona más del 70% de la ciudad supera los límites de contaminación establecidos por la Unión Europea, pero no es lo mismo tener un colegio en la calle Aragó [tiene seis carriles de circulación] que en una calle peatonal a 150 metros de ella. Por lo tanto, necesitamos intervenciones generales, pero también medidas concretas.

Hablemos de intervenciones generales. Barcelona vetará en 2020 el acceso de los vehículos más contaminantes. ¿Qué le parece?

Muy tarde. Celebro que se haya creado una Zona de Bajas Emisiones (ZBE), esto significa que se reconoce el problema. Pero mi queja es que hay que abordar medidas de forma urgente. Y ya sé que son difíciles: limitar el uso de los coches puede ser injusto para determinadas clases sociales si no va acompañado de ciertos incentivos económicos, pues planteémoslos. Por otro lado, hay que ocupar espacio de los coches y favorecer modos activos de transporte que ocupen este espacio, como el carril bici. También hay que ponérselo difícil al coche para aparcar, limitar su velocidad…

En resumen, hacer que no te salga a cuenta coger el coche.

Exacto. En este sentido, Barcelona tiene un transporte público muy bueno dentro de la ciudad, pero tiene un problema con los accesos. Habrá que mejorarlo, incluso favorecer el transporte compartido con el uso de las nuevas tecnologías. Penalizar el transporte privado si no es compartido. Hablamos de cambios de hábito.

En un reportaje en eldiario.es detectamos que los hospitales de Madrid registraron un 42% más de ingresos por problemas pulmonares durante los picos de contaminación. ¿Le sorprende?

Yo dediqué mi tesis hace 30 años a estudiar como en días de mayor contaminación había más enfermos de pulmón y con asma que sufrían reagudizaciones y acudían a urgencias. Luego vimos que algo parecido ocurría con los infartos de miocardio. Aunque la cifra que da es muy alta. El problema es que a diferencia de Barcelona, que siempre tiene limpieza natural del aire, Madrid no. Cuando hay anticiclón, no.

¿Por eso sufren más picos de contaminación?

Son habas contadas. La contaminación que genera una ciudad se puede escapar hacia arriba o hacia los lados. Cuando hay un anticiclón potente, la posibilidad de ir hacia arriba es menor, porque hay un colchón encima de la ciudad. En Barcelona, a diferencia de Madrid, siempre hay régimen de vientos, con lo que la brisa marina siempre se lleva la contaminación aun en los días más calurosos. Por eso no tenemos grandes picos de contaminación. Pero aun así, el nivel medio de contaminación en Barcelona es mayor que en Madrid, porque hay más densidad de población y de tráfico. Generamos más contaminantes por kilómetro y hora.

¿La lucha contra la contaminación es uno de los retos de nuestro tiempo de las ciudades?

Sí. Es la cuarta causa de muerte en el mundo. Provoca más de 8 millones de muertes al año en el mundo (4,3 si nos referimos a la contaminación urbana). Esto es más que las muertes por accidente de tráfico, también que el sida o la malaria. Todos los gobiernos deben enfrentarse a ello si quieren ahorrarse costes de salud pública, prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Es un reto no solo para las ciudades, porque ellas solas no pueden salir adelante, sino para los gobiernos.

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domingo, 1 de abril de 2018

"Nuestros hijos tendrán menos esperanza de vida que nosotros por la polución"

¿Cómo convencer al mundo, los políticos y la industria de que la contaminación del planeta es un asunto gravísimo? María Neira, doctora asturiana al frente del área de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), da la receta: pedagogía, mensajes nada apocalípticos y la diplomacia de la sonrisa.

FUENTE: Texto de Celeste López y fotos de Emilia Gutiérrez | 1 DE ABRIL DEL 2018 | MAGAZINE | páginas 18 a 23 | http://www.magazinedigital.com/historias/entrevistas/maria-neira-los-hijos-tendran-menos-esperanza-vida

María Neira en el salón de actos del CSIC en Madrid
Ha hecho de la salud pública, esa que afecta a todos los ciudadanos, el motor de su vida. La descubrió en sus años de cooperante en América Latina y África, con Médicos del Mundo primero y con la ONU después. ¿Qué llevó a esta médica asturiana, que realizó sus estudios de especialización de endocrinología en París, a enrolarse en una oenegé? María Neira (La Felguera, 1960), que ha participado recientemente en Madrid en la jornada organizada en el marco del XI aniversario del Instituto Tomás Pascual Sanz, habla de casualidades de la vida, aunque reconoce que cuando uno quiere algo sus pasos le llevan de una manera u otra hacia ese fin. Pensaba estar seis meses, pero nunca regresó a España, salvo un periodo de tres años como responsable de la Agencia de Seguridad Alimentaria. "Mi vida cambió por completo. Descubrí la salud pública, la necesidad de proteger a los ciudadanos, me di cuenta de que curar enfermedades en un campo de refugiados no resolvía los problemas, había que ir a las causas de esos problemas", señala.
Desde entonces, la directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha cesado de luchar por erradicar el plomo de las gasolinas, el amianto, las epidemias, el exceso de azúcar en las bebidas y, ahora, especialmente, la contaminación del aire. "Nos va la vida en ello, y no es broma", asegura con rotundidad y sin perder una sonrisa dulce, necesaria para lidiar con los gobiernos de todo signo y procedencia. "Las políticas energéticas deben cambiar ya", asegura.

¿La solución de la contaminación del aire pasa por...?
Indiscutiblemente, por la educación. El problema que nos encontramos es que mucha gente no sabe que tiene derecho a respirar aire limpio, a beber agua no contaminada, a comer comida saludable... Eso es lo que ocurre, por ejemplo, con las mujeres de una parte importante del mundo, que ni se les ocurre pensar que tienen derecho a que no las maltraten, a que no las casen con 13 años o a que no las mutilen. Creen que no tienen derecho a nada. El saber es un arma muy potente.

¿Para hacer qué?
Si conoces tus derechos, si eres consciente de que las políticas que se hacen van en contra de tu propia vida, vas a exigir cambios. Es posible que hoy por hoy la salud pública no sea un elemento decisivo para elegir a un presidente, pero sí, por ejemplo, para elegir a un alcalde. Cuanto más descentralizas la decisión política, el alcalde de turno va a ser juzgado por su política de transporte, por los atascos, por la contaminación de las calles, del aire, por el sistema de recogida de basuras... Y eso obliga a cambiar.

Suena a revolución.
El día que una mamá o una abuela -estas son más peleonas-entiendan que su hijo o su nieto tiene asma debido a la contaminación del aire, será la bomba. De ahí es de donde nos nutrimos, de cuando la gente entiende las conexiones y dice: por ahí no paso, eso afecta a mi salud y por ahí no paso. El problema, insisto, es que la gente no sabe, no es consciente de que hasta hace unos años había plomo dentro de las gasolinas y que eso tenía un impacto muy negativo en nuestro desarrollo intelectual, en nuestro desarrollo cognitivo. Gracias a la OMS ya no hay plomo en las gasolinas y eso representa un aumento del coeficiente intelectual. Eso ya no se cuenta porque cada guerra tiene unas victorias que no se ven, porque lo que ganas es lo que ha dejado de pasar. Eso es la prevención primaria.

Pero parece que aún estemos lejos de ser conscientes del grave problema de la contaminación del aire. ¡Mire lo que ocurre cuando ciudades como Barcelona o Madrid adoptan medidas de fomento del transporte público! Muchos ciudadanos se sublevan...
Me sorprende mucho cómo, a veces, en España se politizan las cosas, pero no en el buen sentido. Yo creo que en un plan de calidad del aire habría que incluir a todo el mundo, como, por ejemplo, a la comunidad médica. Yo quiero que los pediatras se pronuncien, que digan que están viendo más asma que antes, que hay un aumento del 15% de estos casos en menores de, 15 años y que combatir eso tiene un precio. Nosotros hemos lanzado una campaña, "Respira limpio", a la que se han sumado un montón de ayuntamientos y en la que explicamos cuáles son los beneficios de respirar un aire limpio, con una aplicación que permite ver cuál es el nivel de polución de tu ciudad en cada momento, que contiene una serie de mensajes, que propone intervenciones... Es cuestión de comunicar, comunicar y comunicar para que la gente se lo apodere, para que no sea una cosa ligada a un movimiento político particular.

Así, la OMS quiere movilizar a los profesionales sanitarios en la lucha contra la contaminación del aire, contra el cambio climático. 
Sí, nuestra estrategia es movilizar a los médicos de familia, a los cardiólogos, a los pediatras, a los alergólogos, a los inmunólogos, a los neumólogos... Ellos están viviendo los efectos de la contaminación todos los días y no pueden resignarse sólo a tratar a los pacientes. Quiero oír a pediatras indignados reñir a su alcalde, que le digan: "No, esto no es aceptable porque los casos de asma están aumentando, así como la obesidad, porque los niños no tienen donde jugar, donde moverse". Ese papel del médico, de la persona que tiene influencia en el modelo de vida de la comunidad, es necesario. Hay que recuperarlo. Creo que ahora nos hemos hiperespecializado y hemos renunciado a ese papel social que el médico, sin embargo, sigue teniendo. En las encuestas realizadas para saber quiénes son los personajes que más influyen en la sociedad, las batas blancas todavía tienen mucha credibilidad. No podemos renunciar a ese papel de ninguna manera.

Su estrategia pasa por concienciar a los ciudadanos, implicar a los médicos, pero ¿qué hay que hacer con los políticos, con los gobiernos? La OMS habla habitualmente con los ministros de Salud, y quizás ellos tengan menos que decir que los de Energía en temas como la contaminación del aire.
Yo vengo ahora de Bangkok de hablar con ministros de Energía, no con los de Salud. Era una reunión para tratar los objetivos de desarrollo sostenible y el acceso a la energía. Estábamos allí porque nos habían requerido, ya que el vínculo energía y salud es fundamental. Queremos monitorizar el impacto negativo de los combustibles contaminantes en la salud y queremos contabilizar el impacto de la salud en aquellos lugares que utilizan energías limpias. Y nos escuchan, se lo aseguro. También nos invitan y nos escuchan, por ejemplo, en el Congreso Internacional del Transporte, en las compañías del gas, en muchos sectores que ven que el argumento de la salud es muy importante. Sorprendentemente los ministros de Salud se quedan más en su área, dentro de sus barreras, y nosotros intentamos influenciar más allá.

La industria escucha, pero ¿está por la labor del cambio? Numerosas empresas se proclaman defensoras de los derechos humanos, como el de la salud, en los países desarrollados, pero luego actúan con otra ética en los países en desarrollo.
La exigencia de que se respeten esos derechos debe venir de los países donde se produce, la legislación nacional tiene que ser exigente. Es verdad que, por ejemplo, en cuanto a que no haya niños que estén trabajando en la extracción de minerales, las empresas internacionales dicen que eso es un problema de la legislación nacional y ahí tiene que haber algún tipo de negociación. Pero la exigencia debe venir de esos países. Hay países donde el crecimiento económico ya va ligado en cierta manera a una mejoría del bienestar social, pero hay otros, como India pon ejemplo, donde está completamente disociado. En Nueva Delhi hay unos niveles de contaminación del aire que son absolutamente inaceptables, incompatibles con la vida humana. Tuvimos unas charlas, digamos amistosas, con el ministro de Energía, quien me dijo que la contaminación del aire es molesta, pero la producción industrial no se puede parar por el bien de los ciudadanos. Lo cual es absurdo, porque los países escandinavos, con un nivel económico altísimo, tienen una economía casi circular de apenas contaminación y sin embargo siguen siendo una economía fuerte, más desarrollada, más sostenible. En Estados Unidos tenemos el ejemplo de California, que era uno de los sitios más contaminados y ahora tiene cero contaminación y un mejor crecimiento económico.

Su principal argumento es que se puede alcanzar el desarrollo económico sin contaminar.
La asociación de que la protección ambiental y la protección de la salud es cosa de gente con buenos ideales que no sabe nada de economía no es cierta. La prueba está en que crecemos mucho más ahora en Europa que hace 50 años, cuando los niveles de contaminación eran altísimos. Era el tiempo en que los ríos en Asturias, como el Nalón, eran negros o cuando las empresas soltaban de sus chimeneas todo tipo de residuos y humos y nadie decía nada porque eso significaba trabajo. Ahora ya no contaminamos de la misma manera, no hay contaminación industrial y a ninguna fábrica se le ocurre echar los residuos al río porque si lo hace será perseguida. Y, sin embargo, la economía crece más. Está más que demostrado que no tenemos por qué destruirnos para generar un poquito de riqueza a corto plazo.

Muchos son los que han puesto sobre la mesa el argumento del crecimiento económico, pero parece que el mensaje no cala
A veces los argumentos más racionales son irracionales de-pendiendo de quien los escuche. ¡Pero es tan evidente que debemos respirar un aire limpio! Es preciso tener menos coches, lo que nos permitirá poder pasear por la ciudad, hablar con otra gente, socializamos. También significa que vas a pasar menos horas estresada en un atasco.
En Bangkok, por ejemplo, es imposible circular. En las horas punta, la gente se pasa horas sentada dentro del coche. ¡Todos los días, entre cuatro y cinco horas! Yo no sé si a alguien le compensa esa situación, si cree que eso es lógico, además de ser totalmente improductivo. Va en contra de cualquier tipo de economía.

¿Una solución a los problemas de salud pública es que la OMS tenga un poder ejecutivo?
A mí me encantaría desde luego. Pero tampoco queremos que sea una cuestión de represión, de convertirnos en una policía sanitaria, aunque a veces sería muy interesante (risas). La ver-dad es que creo que tenemos bastante influencia institucional y que a nadie le gusta que la OMS le señale como una ciudad contaminada, con tantos muertos, con tantas carencias. No creo que le guste tampoco a ningún gobierno. Sinceramente, creo que de la misma manera que con el tabaco se hizo un acuerdo marco legal, podemos y debemos hacer lo mismo respecto a la calidad del aire.

Usted aboga claramente por la prevención. ¿Cuál sería el primer paso?
Aumentar el presupuesto. En los países más ricos ahora mismo se destina un 3% de los recursos del gasto en salud a prevención primaria y mi teoría seria que ese porcentaje aumente hasta el 10%. Pero no quiero que ese incremento venga del presupuesto de Sanidad sino del presupuesto del Ministerio de Energía, con políticas energéticas sostenibles, carburantes limpios... y eso supondría una revolución enorme de reducción de enfermedades respiratorias y de accidentes cerebrovasculares. O que ese porcentaje viniera también del presupuesto del Ministerio de Medio Ambiente por el uso de pesticidas, de sustancias químicas, de la regulación de la calidad del aire. O que se detraiga del Ministerio de Planificación Urbana. Es ahí donde vamos a encontrar el dinero para la prevención, no del presupuesto del Ministerio de Sanidad, que es lógico que se quiera dedicar a curar enfermedades. Nosotros somos ministros de la salud, no de la enfermedad. Se llama Organización Mundial de la Salud, no de la enfermedad y los ministros de salud tienen que tener ese mismo título, no de la enfermedad. No sólo deberían curar sino evitar a través de su influencia -no de su presupuesto- la enfermedad. Creo que en algún momento se nos olvidó esto.

¿A qué otros desafíos se enfrenta su departamento?
Los relativos al cambio climático y la contaminación del aire son una prioridad porque re-quieren un pensamiento transversal y estratégico. Aunque es cierto, y en absoluto lo olvidamos, que tenemos otros desafíos como los brotes epidémicos o la resistencia microbacteriana, que es un problema gravísimo. La gente toma antibióticos como si fueran pastillas de limón... Pero si hablamos de políticas de salud pública que requieren influenciar en otros sectores, está claro que las referidas a la contaminación del aire son las más importantes. Si yo pudiera tener una varita mágica, pediría reunirme con todos los ministros de Energía para que se compro-metieran a utilizar energía limpia en pocos años. Las decisiones que se tomen en este periodo de transición energética son las que van a tener más impacto en la salud de los ciudadanos. Es evidente que hay que abandonar el carbón, los combustibles fósiles, y es evidente que hay que moverse a una energía renovable.

¿Qué plazo tenemos?
Hay que ser muy intransigente en esos plazos. Con el tabaco podemos cantar victoria de que hay un acuerdo, pero costó 50 años por la actitud de las taba-caleras, que intentaron destruir evidencias por todos los medios. Con la calidad del aire imagino que vamos a tener una oposición similar. La gran diferencia es que con el tabaco tú puedes escoger -fumar o no fumar; bueno, los fumadores pasivos, no. En el tema del aire, no. Cuando vives en México DF, por ejemplo, no escoges. Respiras porquería y lo notas. Vivir en Pekín te resta años de vida, como en Lima, Bangkok, Yakarta ¡Tantos y tantos lugares! Hay estudios que dicen que la esperanza de vida de nuestros hijos va a ser menor que la nuestra Y eso es dramático, como no sea que esta generación de repente despierte y lo haga pronto. Hay chicos que me dan esperanza, jóvenes que están muy concienciados. Y si alguien no cree en esta visión ambiental, que puede parecer un poco buenista, de peace and love o hippy, al menos que entienda que estamos hablando de economía pura y dura. Hablamos de que no puedes obligar a la gente a beber agua contaminada o respirar aire sucio o quedarse sin una producción agrícola por el calentamiento global.

Hay quienes rechazan la defensa del medio ambiente porque se asocia a grupos de izquierda con los que no comulgan.
Históricamente, la lucha por el medio ambiente está ligada a movimientos más de izquierdas. Recuerdo el documental del que fuera vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, Una verdad incómoda, que sacudió conciencias. Aunque también creo que no se puede presentar como el apocalipsis, porque la gente se paraliza. Soy de la opinión de que hay que plantearlo como una oportunidad. Hace poco estuve discutiendo con alguien que tenía una posición muy elevada y que reducía el cambio climático a un tema de activistas de Greenpeace. Yo le dije que se olvidara del argumento temático. Sencillamente le pregunté si estaba en desacuerdo con que el agua que bebe en su casa no estuviera contaminada. Por supuesto que no, contestó. Le volví a preguntar si estaba en desacuerdo en respirar un aire que no le matara. De nuevo contestó que no. Pues entonces, le dije, estamos hablando del cambio climático. Esto no es una cuestión ni religiosa ni filosófica, es de sentido común. Vamos a crecer, vamos a desarrollarnos, pero al mismo tiempo no podemos contaminar, porque esa contaminación nos va a matar. No lo hagas por iniciativa de protección de la tierra, hazlo por proteger tus pulmones, por proteger tu cerebro, por proteger a tus hijos.


Malos aires, mala memoria

La contaminación del aire no sólo ha provocado el aumento de las dolencias respiratorias en los menores. También reduce el crecimiento de la memoria y perjudica su  desarrollo cognitivo. Lo  indica un estudio  liderado por el Instituto  de Salud Global de  Barcelona (ISGlobal) y realizado en 1.200 niños  de entre 7 y 10 años de 39 escuelas de la ciudad. La investigación, publicada en Environmental Pollution, revela que la exposición a  las partículas PM2,5 y al carbono negro durante los trayectos de los niños "pueden producir impactos en la salud desproporcionadamente altos", por la menor capacidad pulmonar y mayor frecuencia respiratoria de los niños, según la investigadora y primera autora del estudio, Mar Álvarez-Pedrerol. El estudio evaluó la evolución de la memoria de trabajo y de la  capacidad de atención y calculó la exposición a la contaminación a partir  de estimaciones con respecto a la ruta más  corta entre el domicilio y la escuela. El análisis estadístico muestra que  la exposición a PM2,5 y carbono está asociada a  una reducción del  crecimiento de la memoria de trabajo de entre un 4,6% y un 3,9%.



"La salud pública aún no es un elemento decisivo para elegir a un presidente, pero sí a un alcalde que será juzgado por los atascos, la contaminación, las basuras..."

"Quiero oír a pediatras indignados decir: `No, esto no es aceptable porque los casos de asma y obesidad aumentan porque los niños no tienen donde jugar ni moverse"

"La lucha por el medio ambiente no puede presentarse como el apocalipsis, porque la gente se paraliza; hay que plantearla como una oportunidad"