Como vecina cabreada, sufridora del aire que respiramos en la zona oeste de Gijón y, por ende, en toda la ciudad (puesto que el aire no tiene barreras), no salgo de mi asombro al leer el borrador del recientemente publicado “Plan Aire Gijón Oeste”, actualmente en periodo de alegaciones (plan de acción a corto plazo para la reducción de los niveles de partículas en suspensión en la atmósfera de la zona oeste de Gijón), y ver cómo desde la Consejería de Administración Autonómica, Medio Ambiente y Cambio Climático tergiversan las recomendaciones del estudio del Instituto Carlos III sobre la ubicación de la estación de medición del aire del Lauredal.
17/11/2020, otro día de veneno sobre Gijón
Soy desde hace años miembro activo de la Plataforma Contra la Contaminación de Gijón y sé de la lucha de este colectivo por intentar que la ubicación de las estaciones de medición sea la más conveniente para reflejar niveles y datos reales que ayuden a proteger nuestra salud, y evitar los apantallamientos de las mismas, lo cual nos lleva a la situación actual, y llevamos años escuchando de nuestros responsables políticos que las estaciones no se moverán de su emplazamiento hasta tener los resultados del estudio encargado desde la Administración del Principado de Asturias al Carlos III. ¡Y por fin llegó el “estudio”! [Primer informe de evaluación de la conformidad del emplazamiento de las estaciones de medición de la calidad del aire del Principado de Asturias realizado por el Centro Nacional de Sanidad Ambiental del Instituto de Salud Carlos III. Zona Aglomeración de Gijón, 2020 (pdf)]
En sus conclusiones sobre la UM-Jove (página 197) dice: “Sería recomendable realizar campañas indicativas que aportaran más información sobre la exposición de la población a las partículas PM10 en esta zona de Gijón”.
Recomendaciones de la Carlos III sobre la UM-Lauredal (página 217): “Sería recomendable ubicar en esa zona una estación fija de medida de carácter industrial, dotada de equipos de medida para partículas PM10 y PM2,5, SO2, NO2, CO, O3 y benceno, así como de una torre meteorológica que permita la caracterización de los vientos predominantes respecto a las fuentes industriales”.
Me pregunto por qué razón llevamos años esperando el estudio del Carlos III y cuando llega van y pretenden colocar la estación fija en una ubicación distinta de la recomendada en el mismo. ¿Es esa la forma más adecuada de proteger la calidad del aire y la salud en la ciudad de Gijón y en su castigada zona oeste?
Días atrás aparecieron en varios medios de comunicación de tirada nacional noticias relacionadas con estudios publicados por varias revistas científicas en los que se resalta que contaminación y virus crean una mezcla explosiva. Sin pretender ahondar en ese tema, también me pregunto si nuestras autoridades se pararon a pensar en las cifras de personas afectadas por esta mezcla en nuestra ciudad. Suele culparse a otros sectores, pero pocas veces se habla de esta mezcla por parte de los encargados de velar por nuestra salud.
Cuánto tiempo y cuántos planes tenemos que soportar antes de que alguien coja “el toro por los cuernos” y acabe de una vez abortando esta lacra.
[M.ª Ángela Menéndez González, La Nueva España, sección "Las cartas de Gijón", 16/11/2020]