sábado, 5 de febrero de 2022

No todos somos iguales frente al cáncer

Impacto del cáncer en España: Una aproximación a la inequidad y los determinantes sociales, 2022

Con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer que se conmemora cada 4 de febrero, la Asociación Española Contra el Cáncer ha publicado el primer informe sobre la inequidad del cáncer en España con el objetivo de señalar las desigualdades que agrava el cáncer.

El texto que se transcribe a continuación procede del resumen ejecutivo de este trabajo.

¿Cuál es la relación entre desigualdades sociales y salud?

El hecho de disponer de niveles adecuados de salud y de bienestar está en buena parte determinado por las condiciones en las que las personas nacen, crecen y viven. Por lo tanto, los resultados en salud se configuran tanto por determinantes genéticos y biológicos como por determinantes sociales, como son los factores políticos, económicos, institucionales y ambientales que configuran las condiciones de vida diaria [12, 13]. En ese sentido, la salud y la enfermedad son el resultado de la interacción de diversos factores y de la influencia que sobre ellas ejerce la posición que cada persona ocupa en la estructura social, y los distintos “capitales” a los que tiene acceso (económico, cultural, relacional, simbólico, etc.). Sin duda, la preocupación sobre las inequidades en salud se ha convertido en un elemento importante en la agenda política española desde hace muchos años. Sin embargo, las desigualdades permanecen. La pregunta crucial es si la sociedad y los gobiernos están haciendo todo lo posible para evitar o reducir las inequidades

Comprender las desigualdades: ¿qué está contribuyendo a las inequidades en el ámbito del cáncer?

Resulta necesario introducir en el debate en torno a la equidad en salud la perspectiva de qué está ocurriendo en el ámbito del cáncer. Es claro que los determinantes de las desigualdades que se han enunciado anteriormente operan también en el caso de las enfermedades oncológicas. La mayoría de las desigualdades implican diferencias en las condiciones de vida y trabajo, atención médica y políticas sociales, que son afectados por determinantes sociales como ocupación, ingresos, vulnerabilidad social y relacional y educación [18, 19, 20]. Por otro lado, sabemos que hay factores sociales, ambientales y conductuales que son claros factores de riesgo para el desarrollo de cáncer a lo largo de la vida: la alimentación, la actividad física, el consumo de alcohol o tabaco, la exposición al humo, etc. Existen determinantes y gradientes sociales de la salud que van a hacer que no todas las personas se expongan con la misma facilidad a esos factores de riesgo. El sexo, la edad, la clase social o nuestro lugar de residencia van a darnos espacios sociales, entornos y redes concretas, que serán más o menos saludables; y por esa parte, la mayor parte de las decisiones individuales son el resultado de influencias que, en gran medida, se encuentran fuera del control de las personas, dado que son los entornos físicos y sociales los que pueden influir en la salud directa o indirectamente a través de obstáculos que afectan tanto a las oportunidades, como a las decisiones y los comportamientos. El acceso inadecuado y/o insuficiente a los ser- vicios sanitarios básicos es también un factor de- terminante de las desigualdades en salud. En este sentido, y concretamente en el ámbito oncológico, cualquier ciudadano debería poder acceder a una asistencia sanitaria eficaz que le proteja y evite la aparición de un futuro diagnóstico de cáncer y que alivie su sufrimiento en el caso de que le diagnostiquen la enfermedad, pero esto no siempre es así. Una parte importante de la desigualdad en el acceso a la asistencia viene explicada por el acceso geográfico; es decir, con el emplazamiento y, por tanto, con la disponibilidad física de los servicios sanitarios en distintas zonas del país. Las personas socialmente más vulnerables tienen mayor probabilidad de desarrollar cáncer, de ser diagnosticados en etapas más tardías, de tener mayores dificultades para hacer frente a los tratamientos y las consecuencias de estos y de llegar a la fase final de la enfermedad sin la oportunidad de tener acceso a cuidados paliativos integrales y de calidad. En la mayoría de las ocasiones, las diferencias que encontramos en estas variables son injustas, innecesarias y evitables, por lo que se configuran en inequidades en salud [21, 22].