lunes, 25 de noviembre de 2024

La vida junto a una de las fábricas más contaminantes de España: “Me asomo a la ventana y veo Mordor”

Los vecinos del oeste de Gijón padecen la polución producida por ArcelorMittal. Abogados ambientales llevan a los tribunales al Principado de Asturias por ser laxo con la acería, que planea reducir las emisiones un 35% en 2030

EL PAÍS Miguel Ángel Medina Gijón - 25 nov 2024 - 05:30CET



Una vecina mira hacia la acería de ArcelorMittal desde una zona de viviendas del oeste de Gijón. [Óscar Corral]

Desde su balcón, Ángela Menéndez mira hacia su parcela, llena de césped, árboles y plantas. Un entorno idílico si no fuera por lo que se vislumbra más allá. “Me asomo a la ventana y veo Mordor”, dice esta asturiana de 77 años. Mordor es como llaman los vecinos de la zona oeste de Gijón a la acería de ArcelorMittal, ya que sus montañas de carbón y sus chimeneas ardiendo tan cerca les recuerdan al territorio oscuro y ficticio de El Señor de los Anillos. No es extraño, pues según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica, en el periodo de 2007 y 2022 la instalación industrial —que comprende varios recintos entre Gijón y Avilés— fue la segunda de España que causó más emisiones en dióxido de carbono (CO₂) —gas impulsor del cambio climático—, así como la mayor emisora de partículas en suspensión (PM10), y de las mayores en dióxido de azufre (SOx) y dióxidos de nitrógeno (NOx) —tres sustancias contaminantes nocivas para la salud—.

Los residentes denuncian que esas partículas generan un polvo que se pega en los imanes y oscurece las placas solares, que en muchos casos dejan de funcionar al cabo de unos meses. El Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (Iidma) ha llevado a los tribunales al Principado de Asturias por autorizar al recinto a contaminar más de lo permitido. El Gobierno asturiano responde que la empresa está realizando inversiones que mejorarán la calidad del aire, mientras el Ayuntamiento señala que no se superan los límites legales en el caso de las partículas, las más dañinas para la salud. La empresa se remite a su web, donde defiende que da trabajo a más de 5.000 personas, que ha instalado una nueva chimenea con un filtro más potente y que pretende reducir las emisiones de CO₂ un 35% en 2030.


Inés Prada (izquierda) y Ángela Menéndez, vecinas de la zona oeste de Gijón, con un cartel contra la contaminación donde se lee "Nos van a matar a polvos". [ÓSCAR CORRAL]

Para los vecinos que viven al lado, el CO₂ es lo de menos (pues aunque provoca el cambio climático no es un gas dañino si se respira). “Que tengas una casa así de bonita y tengas que estar todo el día encerrada dentro por no poder abrir las ventanas…”, se queja amargamente Menéndez. Para demostrarlo, se acerca a las placas solares que instaló en el suelo de su finca. Están completamente negras. “No sirven para nada, se les pone encima una capa de sedimento que es muy difícil de quitar y no funcionan”, continúa. Con la ayuda de un rascador, intenta quitar una pequeña parte. No hay manera. “Cuando vivía mi marido, intentábamos rascar la capa a menudo, pero cuesta muchísimo y a los dos meses volvía a aparecer. Mi hija intentó poner un invernadero y tuvo que dejarlo porque había que cambiar el plástico a menudo. Y este polvo es lo que estamos respirando. A mí la siderurgia me está quitando años de vida”, denuncia.


Montones de carbón en el recinto de la acería de ArcelorMittal en Gijón. ÓSCAR CORRAL

Ese polvo está por todas partes: en las tejas, en las ventanas, en el suelo. Pilar Hevia, vecina de Ángela, coge una escoba y se pone a barrer el porche, lleno de partículas negras y rojizas. Después, acerca un imán al recogedor: la mayoría de las partículas se pegan a este. “En un mes en mi casa, que está cerca, saco un bote de polvo como este que debe pesar un kilo. Esto está en los árboles, en las plantas, en el suelo, y en nuestros pulmones”, lamenta Hevia, de 59 años.


Ángela Menéndez muestra un imán al que se adhieren partículas de polvo que acaba de recoger de su casa. ÓSCAR CORRAL

Esta mujer afirma que su hijo, de 22 años, tiene asma desde hace 15. Ángela tercia: “A mi nieto, de 10 años, también le acaban de diagnosticar asma, y la pediatra le ha dicho a mi hija que está desbordada de casos similares”. De hecho, según datos de 2016 a 2018 del Principado recogidos por El Comercio, los vecinos de la zona oeste de Gijón son los más afectados de la urbe por enfermedades respiratorias. Mientras, el Ayuntamiento de la ciudad ha encargado este año a la Universidad de Oviedo un nuevo estudio epidemiológico sobre contaminación e ingresos por enfermedades cardiorrespiratorias (todavía no hay resultados).


Pilar Hevia, miembro de la Plataforma contra la contaminación de Xixón, recoge polvo negro de la ventana de un colegio de Gijón oeste. ÓSCAR CORRAL

Ambas vecinas forman parte de la Plataforma contra la contaminación de Xixón, que aglutina a colectivos, sindicatos y ecologistas y pide a las administraciones reducir la polución en esta zona de la urbe asturiana. También está ahí Inés Prada, de 64: “ArcelorMittal es una industria que da muchos puestos de trabajo y tiene mucho poder, pero exigimos que las Administraciones hagan cumplir la normativa a una industria que está anclada en el siglo XX”.

Denuncia al Principado

El Iidma, una ONG de derecho ambiental, ha denunciado al Principado por ser laxo con ArcelorMittal, y ello a pesar de que la empresa tiene adjudicados 450 millones de euros de los fondos europeos Next Generation para un proyecto de descarbonización, tal y como confirma Transición Ecológica. Según estos abogados ambientales, con esta ayuda la empresa se comprometió a construir una planta DRI —reducción directa del hierro, en inglés— para sustituir un horno alto y un sínter —las partes más contaminantes— con hidrógeno verde, así como un horno de arco eléctrico híbrido alimentado con renovables. Se incluía, además, la instalación de un filtro de mangas “que habría supuesto una mejora de los niveles de partículas en suspensión”, según la versión de la ONG.

“La empresa se está echando para atrás de la construcción de la planta DRI por motivos económicos, diciendo que debido a los costes energéticos actualmente no es rentable, y el Principado se lo está permitiendo”, comenta frente a la fábrica Massimiliano Patierno, ingeniero ambiental del Iidma —organización que pagó el viaje de este periodista para conocer la situación de primera mano—. El Tribunal Superior de Justicia de Asturias confirma que la denuncia está admitida a trámite y la investigación se encuentra en una primera fase, recabando informes y pruebas.


Massimiliano Patierno, ingeniero ambiental del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (Iidma), frente a la acería. ÓSCAR CORRAL

Un portavoz del Principado rehúsa comentar un asunto judicializado, pero explica sus actuaciones con la fábrica: “La instalación del filtro de mangas en el sínter B fue una medida recogida en un plan de acción de marzo de 2021. En octubre de ese año, la empresa solicitó modificar el contenido [...] sustituyendo el filtro de mangas por dos medidas alternativas [...] cuyos efectos en la mejora de calidad del aire en la zona oeste de Gijón se han considerado equivalentes”.
Se trata de “la construcción de una chimenea de 60 metros de altura para facilitar la dispersión de las emisiones y mejorar la calidad del aire, y en la instalación de un sistema de captación y filtrado de partículas procedentes del enfriador del sínter A, inversión no prevista anteriormente”. Además, “es evidente el efecto positivo que tendrá en la calidad del aire el cierre previsto del sínter B y de un horno alto en la planta de Veriña”, concluye el Principado.

ArcelorMittal también prefiere no valorar un asunto judicializado, y remite a la información colgada en su web. En su Informe de sostenibilidad de 2023 explican: “El acero es uno de los sectores que presenta más dificultades para reducir sus emisiones, ya que genera grandes insumos de energía, tradicionalmente de combustibles intensivos en carbono”. Su objetivo es reducir un 35% la intensidad de las emisiones de carbono para 2030 y ser neutros en 2050.
En cuanto a la polución, señalan que han instalado en el sínter A “un sistema de campanas de aspiración que capta el polvo de la zona donde se genera y lo envía a un nuevo filtro de mangas, para abatir estas partículas previo a su emisión por una chimenea de nueva construcción” [la de 60 metros]. “Como resultado, se han reducido drásticamente las emisiones difusas al ser captadas por el nuevo sistema. La concentración máxima de partículas en la emisión por la chimenea del nuevo sistema es inferior a los 10 mg/Nm3 [miligramos por metro cúbico en condiciones normalizadas de presión y temperatura]″, apunta la compañía.


Alejandro Navajas, director general de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Gijón, en la plaza Mayor de la ciudad. ÓSCAR CORRAL

“La industria tiene su parte negativa, claro, pero también da trabajo. Yo prefiero tener la industria cerca y que se cumplan los estándares más estrictos de calidad ambiental”, indica en su despacho Alejandro Navajas, director de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Gijón. “Entendemos la preocupación de los vecinos, yo también veo la fábrica desde mi casa. Pero los límites de partículas PM10 [las más dañinas] están mejorando: el año pasado se superó el límite legal 31 días, sin llegar a los 35 días que marca la ley para hablar de incumplimiento anual”.

Tanto el Consistorio como el Principado tienen protocolos para episodios de alta contaminación que se activan tras tres días con las partículas disparadas y pueden solicitar a la fábrica que reduzca su actividad. Mientras, el Defensor del Pueblo recomendó en 2022 “que en los planes de calidad del aire que se aprueben en lo sucesivo en el ámbito de la comunidad autónoma se incorporen las medidas correctoras de la contaminación atmosférica previstas en el anterior y que excepcional y justificadamente no se hayan ejecutado”.

Todo eso le suena a palabrería a Ángela Menéndez, que mira con pena hacia la fábrica desde su casa: “Yo nací en esta zona y ya tengo muchos años, pero me gustaría irme a vivir a otro sitio porque estoy viendo el sufrimiento de mi nieto con el asma. Tiene 10 años y toda la vida por delante. Pasan los años, hacen inversiones y promesas y seguimos igual. Necesitamos que las administraciones nos protejan”.

FUENTE: EL PAÍS Miguel Ángel Medina Gijón - 25 nov 2024 - 05:30CET

"Vivimos junto a Mordor": vecinos y juristas luchan para que la planta de ArcelorMittal en Gijón no contamine el aire e instale unos filtros

El Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA) ha denunciado al Principado de Asturias por permitir a la multinacional "contaminar más de lo permitido" desde su acería de Gijón, la única de España que sigue quemando carbón en un escenario en el que todos los países buscan extinguir el uso de este combustible 


Javier Ruiz Martínez
Cadena SER
25/11/2024 - 07:11 CET

Gijón

Durante el último episodio de "calidad desfavorable del aire" en Gijón, hace solo unas semanas, la estación medidora del barrio de El Lauredal llegó a registrar, a primera hora, un pico de 125 microgramos de partículas PM10. En la de La Calzada llegaron a medirse 91 microgramos durante la noche y, a primera hora del día, 67.

Según el protocolo municipal, cuando la media diaria supera los 40 microgramos por cada metro cúbico de aire se empieza a hablar de 'aire regular' y se considera 'desfavorable' por encima de los 50. Aunque los vecinos denuncian que la red de medidores no es fiable ni se fían de ella, si nos ceñimos a los datos, la realidad oficial es que en el Lauredal el dato era casi el triple de lo permitido. El Ayuntamiento de Gijón no niega estos datos -son suyos- pero su director general de Medio Ambiente, Alejandro Navazas, aclara que "el número de días en que se supera el límite a lo largo del año está por debajo de lo que dice la ley". Los vecinos -organizados en plataformas- muestran su disconformidad y enfado. Y abren sus casas para mostrar cómo el polvo que recogen del suelo, si le aplicas un imán, "está lleno de partículas metálicas que se quedan pegadas". La prueba, que grabamos en vídeo para este reportaje y que nadie pueda decir que exageran, la hace una veterana de la lucha vecinal ante el asombro de los presentes

Después, añade esta pregunta para el ayuntamiento, el principado y la propia empresa: ¿por qué tenemos que vivir así?

"Si los datos dicen que todo está bien, ¿nos tenemos que resignar a vivir con este aire?"

Durante toda nuestra visita a Gijón, insisten decenas de veces de que su activismo "no es en contra de la industria". Saben que de ella dependen miles de puestos de trabajo. Sin embargo, sí piden "una industria moderna y que haga inversiones", por ejemplo, en filtros en las chimeneas que les eviten el sufrimiento diario de encontrarse "casas llenas de polvo con partículas de metal, coches sucios y, lo que es peor, enfermedades respiratorias y cánceres entre ellos".

Visitamos las casas de algunos de estos vecinos para ver, al fondo, omnipresente, la enorme fábrica lanzando gases de color negro, blanco y hasta amarillo desde sus chimeneas. Sus montones de carbón oscurecen el suelo y de algunos tubos sale fuego. Una vecina nos dice: "bienvenidos a Mordor". Y, ante nuestra sorpresa, le preguntamos si de verdad lo llaman así. Asiente con la cabeza y dice que sí. Que miremos a nuestro alrededor: El paisaje que tenemos enfrente recuerda al hogar de Sauron y los orcos que imaginó Tolkien en la popular saga de 'El señor de los anillos'.
De momento, además de la lucha vecinal, ya hay una demanda en el Tribunal Superior de Justicia de Asturias contra el Principado. La presenta la asociación iiDMA, el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente, formado por abogados medioambientalistas e ingenieros que buscan reformar el sistema energético internacional para que no siga siendo tan contaminante.

Denuncian que el gobierno asturiano ha permitido a la multinacional siderúrgica ArcelorMittal, la más poderosa del mundo, "contaminar más de lo permitido con su acería de Gijón-Avilés". Describen el complejo de ArcelorMittal como "una fábrica anticuada" y, según un portavoz de los denunciantes, "con un problema enorme de falta de modernización y de inversión en filtros para evitar que la quema de carbón y la creación de acero, envenene el aire de Gijón y toda la zona".

La fábrica es la única que sigue funcionando con carbón en España y, según datos del Ministerio de Transición Ecológica, la segunda que más Co2 emite a la atmósfera desde nuestro país, con 82 millones de toneladas. Es, también, la planta que más partículas PM10 emite en España, el 6% del todo lo emitido, la séptima que más dióxido de azufre emite y la octava en dióxido de nitrógeno. En un informe de la AEMA leemos esta frase sobre ella: "las emisiones de esta planta en 2021 generaron unos costes externos a la sociedad española en forma de morbilidad, muertes prematuras e impacto al medio ambiente de más de 900 millones de euros".
Los vecinos tienen un eslogan que hace sonreír aunque no tenga poco de chiste: "nos matan a polvos". Una de ellas, activista desde hace años, segura que "sería gracioso si no fuera tan triste. Cada mañana, levantarse y salir a la calle para ver la fábrica que nos está envenenando es una auténtica tortura".

Hace unos días, a las puertas de la fábrica, un grupo de activistas medioambientales se manifestaron al grito de "la DANA empieza aquí". Puede parecer oportunista, pero una amplia mayoría de la comunidad científica señala que las emisiones de gases de efecto invernadero están detrás del cambio climático. Y es el cambio climático el que está provocando fenómenos extremos como la DANA que asoló decenas de municipios de Valencia y el castellanomanchego Letur.

La denuncia contra el Principado

Ya ha sido admitida a tramite en el TSJ asturiano. El IIDMA ha llevado al gobierno asturiano ante la justicia porque -es textual de la denuncia- "la compañía no opera conforme a la legislación ambiental vigente y el Principado les consiente contaminar más de lo permitido". El caballo de batalla del texto legal es, en esencia, que, dentro de sus esfuerzos para "descarbonizar" la fábrica, el Principado ha sido "laxo" -es la palabra que usa la asociación- con la empresa y, en vez de obligarle -como dicta la ley- a poner unos filtros en las chimeneas de los altos hornos, les ha dejado "una puerta escapatoria mucho más barata e inefectiva". Les ha dejado construir una chimenea de 60 metros "para que la contaminación se disperse en altura". Y, según la asociación -y los vecinos- esta solución es un "parche que no funciona".

Los vecinos denuncian que, con las chimeneas a pleno rendimiento, el humo -amarillo, negro y blanco- saliendo, cuando el viento rola hacia Gijón, la ciudad se inunda de gases contaminantes y les condena a una vida terrible en la que "las plantas se mueren, los alféizares de las ventanas están siempre sucios, las placas solares dejan de funcionar y -lo que es peor- los niños vuelven malitos del colegio". Otra vez la imagen, tan gráfica, del enemigo del señor de los anillos, lanzando gases tóxicos desde su guarida.

Los vecinos denuncian que "no es solo Arcelor" y se sienten abandonados frente al discurso de que la industria genera riqueza. Uno de ellos nos repite el mantra: "nosotros no estamos contra la industria". Pero añade un matiz importante: "nos dicen que genera riqueza, pero a nosotros no nos llega, nos sentimos abandonados ante la segunda instalación industrial más contaminante de España y una de las que más emisiones genera de toda Europa. ¿Por qué nos ha tenido que tocar a nosotros?"

¿Qué dice el Principado de Asturias sobre la denuncia?

El gobierno central y el autonómico obligaron a la empresa a un plan de descarbonización y anunciaron 450 millones de dinero público para ayudarla. Pero el IiDMA -los denunciantes- dicen que "se ha hecho muy poco o nada". La clave es por qué ArcelorMittal no instaló los llamados filtros de mangas en las chimeneas de sus hornos, que es la principal reclamación de la asociación medioambientalista. Y, sobre todo, por qué los sustituyó por una enorme chimenea que sigue siendo muy contaminante.

Fuentes del Principado señalan que "la empresa nos ha dicho que va a cerrar las instalaciones contaminantes en 2025". Y, por eso, añaden, "para no realizar una inversión en filtros en una instalación que va a cerrar en 2025 propuso medidas alternativas". Esas medidas, dicen las mismas fuentes, "tienen los mismos efectos que las que inicialmente se habían planteado en el marco del plan de calidad del aire de la zona oeste de Gijón". Es decir, "tienen los mismos efectos que instalar filtros en las chimeneas". Y así han acabado, denuncian los vecinos, "comiéndose una chimenea de 60 metros para facilitar la dispersión de emisiones". No para evitarlas, no para eliminarlas. Para dispersarlas.

Y ¿Qué dice Arcelor?

No contestaron a las preguntas de la SER sobre esta denuncia y nos remitieron a su web donde señalan ampliamente, y en numerosas ocasiones, su "compromiso con el medio ambiente". También dice que "el acero es un material esencial en el mundo que nos rodea y desempeña un papel fundamental para ayudarnos a forjar un futuro más sostenible".

En su informe de sostenibilidad dice que "el acero es el material más utilizado y más versátil del mundo, pero para que esto siga siendo así, la siderurgia debe descarbonizar sus procesos". Y añade que "es lo que nos mueve cada día". Señala que "están aprovechando todas las posibilidades técnicas con un enfoque innovador y auténtica pasión por lograr una diferencia positiva (...) y una reducción de las emisiones a escala global". Dice que lo hacen "con energía y determinación, ilusionados por tener la oportunidad de contribuir de forma significativa a la descarbonización de nuestra industria"

En la web, por cierto, vemos que la empresa dice ser "el primer productor siderúrgico y minero del mundo". Extrae hierro de países tan variopintos como Brasil, Kazajistán, Liberia, Ucrania o Sudáfrica. En España tiene 11 plantas y 8.000 empleados.
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